Editorial del 7 de marzo de 2022

Esta mañana Rusia ha anunciado que mantendrá un alto el fuego temporal para facilitar la salida de civiles de algunas ciudades, eso que llamamos corredores humanitarios. La tregua tiene truco: esas rutas solo conducen a territorio ruso o bieloruso, que para el caso es lo mismo. O sea, el verdugo ofrece casa a la víctima, cuando la víctima intenta huir del verdugo. La trampa es indecente.

Todas las cifras de previsión de refugiados pueden ser pulverizadas. En 10 días casi dos millones de ucranianos han huido ya del horror. Alcanzar los 5 millones de refugiados que se contemplaban en la parte mayor de la horquilla, es una realidad, pueden ser incluso superados.

Estamos ante el mayor movimiento migratorio en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. El estatus jurídico del refugiado es distinto del migrante, está protegido por el Derecho internacional, el derecho a salvar la vida nada menos.

Esos movimientos masivos de millones de personas, tienen consecuencias tanto en el país del que huyen como en el de aquellos a los que llegan. De eso vamos a hablar hoy en el tiempo de gabinete. Con un punto de partida: que todos somos migrantes o descendientes de migrantes. Habrá consecuencias políticas, económicas y sociales.

 


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