Editorial del 13 de enero de 2022

Hoy hace 10 años del naufragio del Costa Concordia, el episodio que dio lugar a una de las mejores excusas que se recuerdan. El capitán, que tenía que ser el último en abandonar el barco, explicó que se fue el primero porque se había caído en una lancha. Un poco de eso es lo que hay en el caso de Boris Johnson, que ha manifestado que fue a una fiesta ilegal porque pensaba que era una reunión de trabajo.

Acudió a una fiesta-botellón durante el confinamiento más duro. Mientras los británicos se confinaban por el bien común, los dirigentes iban a una fiesta con la premisa 'trae tu propia bebida'. La lancha en la que se ha caído Johnson también es de tamaño considerable.

La pregunta es por qué esta noticia se ha dado a conocer ahora. La caída en desgracia procede de su propio entorno. Los mismos que lo encumbraron son los que están dispuestos a depurarle.

 


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