Editorial del 13 de enero de 2021

Las cifras son devastadoras: 25.438 nuevos casos y 408 fallecidos en las últimas 24 horas. Y aún no hemos tocado techo, aún seguirán subiendo los contagios de coronavirus tras las reuniones de Navidad, Año Nuevo y Reyes.

En varias comunidades autónomas, como Galicia, Navarra, Castilla y León, Murcia, los gobiernos han ordenado adelantar el horario del toque de queda. Algunos han pedido incluso a sus ciudadanos que se autoconfinen en casa.

En Cataluña Pere Aragonés acusa de blandura al Gobierno y reclama que se cedan competencias si no quiere tomar según qué decisiones... aunque fueron ellos los que optaron por no endurecer las medidas durante la Navidad. Y, sobre todo, fueron los que reclamaban tomar todas las decisiones porque lo iban a hacer mucho mejor. Se pide mano dura pero que lo haga otro, especialmente si hay unas elecciones al caer.

Por otro lado, parece que “recomendar” a la ciudadanía que no salga de casa si hay un virus o una nevada histórica, no es suficiente. Es necesario recurrir a prohibiciones y sanciones. Así que vamos a reflexionar sobre ese concepto de la “mano dura” que muchos reclaman ahora.

Parece evidente que sin castigo no hay responsabilidad y también ha quedado demostrado que “salvar la Navidad” no va a salvar a los centenares de españoles que mueren cada día.


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