Editorial del 15 de febrero de 2016

En dos semanas, el 2 de marzo concretamente, tendremos el primer debate de investidura en el que Pedro Sánchez intentará convencer a la Cámara de que él debe ser el próximo presidente del gobierno.

Un día después, se votará. La mayoría absoluta es sencillamente imposible, y por eso, dos días después, el 5, primer sábado de marzo, el líder del PSOE volverá a intentarlo, esta vez por mayoría simple, es decir, por más votos a favor que en contra.

Al menos esta semana empieza con algo que llevarse al calendario político aunque con pocas certezas, ni sobre la capacidad de Sánchez para reunir suficientes votos ni siquiera sobre cuál puede ser la actitud del resto de grupos parlamentarios.

Sugieren en la intimidad las gargantas profundas que el poder económico busca disuadir cuanto antes a Rajoy. Las encuestas que se manejan no recomiendan la vuelta a las urnas. Incluso la prensa conservadora le está diciendo hoy a Rajoy que su partido será castigado en las urnas si eso ocurre. Y que, al final, la aritmética parlamentaria será muy parecida a la que ya tenemos.

¿Está intentado eso que podríamos llamar el IBEX 35 que el PP deje gobernar al PSOE con el apoyo de Ciudadanos? Si es así, de aquí al 5 de marzo Rajoy va a escuchar muchos susurros en el oído. Otra cosa es que los quiera escuchar.


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