Editorial del 29 de febrero de 2016

Llevamos una buena temporada de estrenos. Esta semana tenemos otro: el de la investidura de un candidato meritorio que sabe que no cuenta con los votos necesarios. Hasta ahora siempre ha habido alguien que entraba como candidato y salía como presidente. Mañana veremos cómo sale Pedro Sánchez, aunque seguro que no como presidente.

También estrenamos un presidente en funciones que quiere seguir siéndolo y que subirá a la tribuna de oradores a dar mucha cera al único que se atrevió a intentarlo. Pero cómo dice Rivera, “nadie en el PP se atreve a pedirle a Rajoy que se vaya”.

Lo único que no va de estreno esta semana es la desunión de la izquierda: ese es un clásico inasequible al desaliento y al paso de las décadas. Y, por lo demás, menudean muchas opiniones que llenan el vacío y que disimulan que no saben qué va a ocurrir.

El patriotismo que falta en la clase política para enfrentarse a una situación inédita, no es el único que echamos de menos muchos ciudadanos. Hoy mismo hemos sabido que durante el 2015 han salido de España más de 70 mil millones de euros. Muchos serán de inversores extranjeros, pero ¿cuántos serán de españoles con grandes patrimonios que demuestran así el “amor a su país”?


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