Editorial del 29 de enero de 2016

Pues no, a la Infanta Cristina de Borbón no le van a aplicar la doctrina Botín y va a seguir en el banquillo de los acusados.

Lo que ocasiona menos problemas a quién se pronuncia es celebrar la independencia de la justicia como quién cree en ella, y aplaudir que la hermana del rey aguante el banquillo los meses que haga falta y la acusación que pesa sobre ella de dos delitos fiscales. Eso es lo fácil y puede que lo más razonable. Sin embargo, como la realidad es compleja, no está de más hacer otro tipo de lectura.

Sin que esto parezca una defensa de la Infanta, ¿no deberíamos plantearnos por qué una doctrina vinculante y que sentó jurisprudencia, o sea, de obligado cumplimiento, no se le aplica a ella? El sobreseimiento del proceso contra el ya fallecido Emilio Botín se basaba en que no se puede llevar a juicio a nadie por delito fiscal si no hay más acusación personada que la acusación popular. La abogacía del Estado y la fiscalía no solo no acusaban a Cristina de Borbón sino que pedían el archivo de la causa. Al quedar solo la acusación popular de Manos limpias parecía “de libro” la aplicación de la doctrina Botín. Por eso, Miquel Roca, el defensor de la Infanta, parecía tranquilo.

Sin embargo, el tribunal de Palma se ha negado a ello en un auto de gran contenido técnico y 85 páginas. ¿es justo que la hermana del rey reciba peor trato que el banquero? Puede que lleguemos a la conclusión de que la infanta ha sido tratada como cualquier ciudadano. De acuerdo. Entonces el que recibió gracia magnánima fue Botín. Si no eres él, no vale.

Como ven hemos descubierto la pólvora con carácter retroactivo.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net