Editorial del 13 de noviembre de 2013

Pues nada, la mayor catástrofe ecológica de Europa de la que hoy se cumplen 11 años, se ha saldado judicialmente con una única y leve condena de 9 meses de cárcel al capitán del Prestige.

Las miles de toneladas de fuel que contaminaron a costa da Morte, provocando daños cifrados por la Fiscalía en 4.328 millones de euros, han salido tan baratas para la “avaricia organizada” por armadores y especuladores del mundo marino en general, que nada les impide seguir actuando igual.

Esto es, usando auténticas carracas en mal estado para transportar por los océanos ingentes cantidades de petróleo. Si sale bien, ganan mucho dinero. Si pasa algo, como en Galicia hace 11 años, paga una calderilla la compañía de seguros y a seguir navegando.

Ni ejemplaridad ni responsabilidad civil de nadie, ni delito contra el medio ambiente, ni imprudencia ni actuación dolosa.

Aquel famoso grito de NUNCA MAIS se habrá convertido después de esta sentencia en un práctico, “HASTA LA PRÓXIMA”.


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