Editorial del 18 de junio de 2013

Si éste fuera otro país alguien daría la cara y dimitiría cuando se difunde públicamente una información falsa sobre una Infanta de España que ya tiene bastantes problemas como para añadirle 13 más, las 13 falsas ventas de parcelas, fincas y casas.

Desde que se produjo el error ya ha habido tiempo de buscar a los propietarios reales, entrevistarles y oírles contar, por ejemplo, “¿cómo va a vendernos la hija del rey la casa de mi madre y las 4 fincas, si ya son nuestras por herencia?” Palabras de una española de Valenzuela de Calatrava, estupefacta como el resto, ante una chapuza de la que nadie sabe nada.

Para empezar, Cristóbal Montoro. el ministro que parecía hace unos meses el mismísimo Gran hermano que sabía todo de todos, incluidos medios de comunicación, artistas, tertulianos, deportistas, ahora no sabe, no contesta. Ni él ni la responsable de la agencia tributaria.

Cada día se completa el patchwork de la cutrez -hoy ha sido el colegio de registradores de la propiedad quién ha negado que esas propiedades fueran nunca de la Infanta- y así pasan los días y su espuma. Como dice un hashtag- coletilla con mucha fortuna en Twitter- #OLETÚ.


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