Editorial del 14 de mayo de 2013

El debate de los ministros de economía en el Ecofín, sobre la nueva directiva bancaria europea, nos ha hecho caer en la cuenta de que existen peligros de los que nos enteramos cuando escuchamos a las autoridades económicas.

Por ejemplo, Luis de Guindos ha pedido esta mañana, que se protejan todos los depósitos bancarios en caso de quiebra o reestructuración bancaria. De cara a 2018, la unión plantea cambios profundos. Parece lógico que los accionistas de un banco paguen o participen en un hipotético rescate bancario... Pero ¿Los ahorradores también? El que ahorra dinero y lo mete en el banco, sin correr ningún riesgo, y por tanto, recibiendo apenas ningún interés, ¿también tendría que arrimar el hombro? O sea, la sombra chipriota es alargada.

Hasta 100.000 euros, parece que todos los ministros de economía están de acuerdo en que esos depósitos deben ser salvaguardados. Pero no así a partir de esa cifra. Por ejemplo, Alemania, Francia, Holanda y Dinamarca no son partidarios de salvar de la quita a los depósitos superiores a cien mil euros en caso de rescate porque eso encarecería, dicen, los costes de financiación de los bancos. El debate resulta, como mínimo, inquietante.


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