Editorial del 6 de mayo de 2013

Hace poco más de 2 horas hemos conocido la muerte de Giulio Andreotti, Il Divo según le bautizó la película en la que se contó su vida. Tenía 94 años, fue siete veces primer ministro de Italia y ha sido, indudablemente, el hombre clave de la política Italiana durante algo más de 4 décadas.

Parte de lo que hoy ocurre en nuestro país vecino será achacable, pues, a la impronta que dejó este viejo zorro, inteligente, cínico, padre y parte de todas las mafias, incluida la vaticana y un auténtico sofista, capaz de decir una cosa y la contraria.

La recién fallecida Margaret Thatcher dijo de él, tras haberle conocido, que “tenía auténtica aversión a los principios, es más, que estaba convencido de que un hombre de principios estaba condenado a ser un hazmerreir”.

Ha muerto un político del viejo estilo, el tipo que dijo que es mucho mejor mentir que decir la verdad. Seguidores, en esa línea, no le faltan. Dos de sus frases más conocidas podrían ser aplicables a Rubalcaba y Rajoy. Rubalcaba está comprobando en carnes propias la máxima “andreottiana” de que “el poder desgasta, pero la oposición mucho más”. Rajoy podría aplicarse lo de “manca finezza".


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