Artículo publicado en la sección 'Al contrataque' de la edición del día 27 de septiembre de 2013

Entre hoy y mañana se inician movilizaciones en las ciudades más importantes para defender una conquista que nos ha llevado siglos alcanzar a las mujeres: la libertad de ser o no madres. No es casual sino causal que los países desarrollados, democráticos y observadores de los derechos humanos coincidan con aquellos en los que el aborto está regulado y es perfectamente legal en determinadas condiciones y circunstancias.

Hasta los más ignorantes saben que criminalizar la interrupción del embarazo no disminuye el número de abortos. Simplemente lo convierte en una siniestra práctica clandestina, responsable del 13% de la mortalidad materna. Hasta los más fanáticos conocen las estadísticas que demuestran que son los países con leyes más permisivas (Europa) los que tienen menos abortos, menos de la mitad de los que se practican en países prohibicionistas (América Latina y África). Hasta un ministro puede saber que una rigurosa educación sexual y el acceso a los anticonceptivos es la única herramienta para disminuir los embarazos no deseados. Por cierto, desde agosto las píldoras anticonceptivas más usadas -las más modernas y menos dañinas para las mujeres- han salido del Sistema Nacional de Salud.

Ajeno a toda empatía, lejos de ninguna demanda social mayoritaria, ignorando incluso las directrices del actual Pontífice, que acaba de pedir a los suyos que abandonen la obsesión por el aborto y la homosexualidad, Alberto Ruiz-Gallardón vuelve amenazante a poner fecha a su cruzada: antes de acabar octubre se derogará la ley de plazos para volver a una situación aún desconocida pero que nos saca de Europa.

El 89%, prohibidos

La plataforma Decidir nos Hace Libres ha puesto datos sobre la conciencia del ministro: el 89% de los abortos practicados en España en el 2011 no encontrarían alegación posible en la nueva ley. ¿Qué les dice, señor ministro, a esas 100.000 mujeres? ¿Cuál es su propuesta? ¿Quién es usted para imponer a una familia qué tipo de malformación o discapacidad de un feto es asumible? En el recurso ante el Tribunal Constitucional, el PP reprochaba incluso a la ley vigente que el 90% de los niños con síndrome de Down ya no nacían. Alegaba que para eso estaba la ley de dependencia, ¿esa que el propio PP está desmantelando sin contemplaciones?

«Es nuestro programa electoral», repite el ministro buscando complicidad entre los suyos, «para eso nos votaron». Pues bien, el Parlament de Catalunya dijo «no» a la revisión de la ley actual y lo dijo con aplastante mayoría hace unos meses. ¿Antes Rouco que la voluntad de la mayoría?

Empiezan las movilizaciones y deberían ser masivas para enviar un mensaje tan meridiano y contundente como el que supo expresar con su genio habitual El Roto: «¡Fuera de mi útero, señor ministro!».


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