La Vanguardia, 22 de enero de 2023

Por Víctor-M. Amela

La noche del 6 de septiembre de 1975 es una de las noches más inolvidables de mi vida ante el televisor. Uri Geller, entrevistado por José María Íñigo en el plató de Directísimo (TVE), dobló una cuchara con el poder de su mente hasta partirla ante millones de telespectadores. Y puso en marcha relojes estropeados. Yo estaba a punto de cumplir 15 años y aquello inoculó en mí la presencia de lo irracional, la potencia de lo sobrenatural, la posibilidad de lo paranormal, la constancia de lo inexplicable, la emoción del asombro, la certeza del enigma, el aura del misterio y la fuerza de la poesía. Lo he recordado esta semana gracias a Días de tele, el nuevo programa de Julia Otero (La 1, martes noche).

He visto a Julia Otero mejor que nunca ante la pantalla, vitalista y convincente al frente de este programa que se edifica sobre el fabuloso archivo de imágenes de TVE. Le noto a Julia Otero las ganas de disfrutar: nada mejor para catalizar la atención de los que aún miramos la tele cuarenta y ocho años después de Íñigo y Geller. Días de tele quiere entretenernos en base a lo que hemos visto y oído en la tele, y lo consigue (con invitados como Lolita, el pequeño Nicolás o Arturo Valls). El fenomenal caso de Uri Geller abrió el primer Días de tele, con la gentileza de no desentrañar el truco (¿lo hubo?) del mentalista o ilusionista israelí.

Johnny Carson quiso desacreditar a Uri Geller en su Tonight show con una trampa y eso le revistió de fama mundial

De hecho, la fama de Uri Geller se cimentó en el intento de desacreditarle por parte del Tonight show de Johnny Carson. En el año 1973 le invitó Carson con la promesa de entrevistarle. Ya en plató le desafió a varias pruebas con las que demostrar sus habilidades paranormales. “No esperaba esto”, se sorprendió Uri Geller. Y no dio ni una. “Estoy asustado. No me siento fuerte”, se excusó. Y los telespectadores pensaron que de haber sido un mero ilusionista hubiese resuelto el envite con trucos: ¡se convencieron de que Uri Geller tenía poderes paranormales pero que la trampa en plató le desubicó!

Y ahí arrancó su rutilante carrera en escenarios y platós del mundo entero torciendo cucharillas, reparando relojes, frenando escaleras mecánicas y rompiendo corchetes metálicos del sujetador de bellas modelos con la mente.

Leí su autobiografía y durante una temporada intenté mover un bolígrafo sin tocarlo. Finalmente pude ponerlo a escribir con la mente, si bien tomándolo entre los dedos.

 


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