Diario de Avisos, 5 de noviembre de 2004

ANTONIO SEMPERE

Si los eventos se miden por impactos mediáticos, está claro que existen muy pocos del calibre de las elecciones en los Estados Unidos, capaces de invadir todas las rendijas de los mass media. De la larguísima semana electoral que estamos viviendo me quedo con un momento vivido en el transcurso de Las cerezas cuando Julia Otero conectó con Washington para charlar con el ex corresponsal en Estados Unidos y enviado especial para la ocasión Lorenzo Milá. Tras presentarle con un piropazo del calibre de "cientos, miles de periodistas se encuentran en Estados Unidos, pero nosotros tenemos al mejor", continuó la charla en tono muy campechano espetándole: "En otras conexiones más serias no te lo dirán, porque no procede, pero aquí sí te voy a decir que estás muy bien y que no se te notan para nada las quince horas que llevas trabajando", palabras que Lorenzo recibía con el sofocón propio del momento. En la mesa de Las cerezas había bouquet, porque la compartían nada menos que las voces de las cuatro emisoras españolas más relevantes, Olga Viza, Concha García Campoy, Gemma Nierga e Isabel Gemio, que lógicamente querían intervenir en la conversación, revuelo que desde el otro lado del Atlántico Lorenzo Milá cortaba con un expresivo "chicas, o vosotras o yo, pidiendo a la moderadora turnos de palabra". Se echaba en falta en televisión este tipo de intervenciones distendidas y protagonizadas por personas relevantes dentro del mundo cultural y social. Las cerezas ha sustituido a la televisión hortera por otra mucho más sensata, y no por ello menos divertida, propiciando que Javier Bardem sea aludido como "bomba sexual" o que Pepe Rubianes, El Brujo y Tricicle hablen de teatro, siquiera a la hora en la que en Crónicas ya ha alcanzado todo su grado de paroxismo. Porque la campechanía no tiene nada que ver con el mal gusto.


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