La Voz de Galicia, 28 de octubre de 2004

MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ

JULIA OTERO estrenó Las cerezas, tres horas de La Primera en la noche de los martes. Lo fuerte estuvo en llevarse a González y a Pujol para hablar de cosas que casi nunca les preguntaron. O al medallista David Cal para hacerla decir eso tan propio de «¡Carallo, xa está ben!», como de muy paisana, a propósito de la falta de sponsor para el olímpico gallego. Pero lo va a tener complicado para barrer de un plumazo años de porquería catódica en los que gritar era como la carta en un restaurante, porque del menú mejor no hablar. En días previos, la periodista insistió en que sólo atendería a la palabra para entrevistar sin caer en la impertinencia. Vamos, que no habrá un Boris sin pantalones...

Que les den tiempo en TVE porque quizá haya más gente huida de la tele que la recogida por Sofres, por mucho que aseguren la verdad de las cifras de share, pique o no pique. Servidor conoce a muchos que pasan de tele. Son gente a recuperar para una televisión de calidad que se añoraba. Calidad y entretenimiento son compatibles, y todo apunta a que las generalistas se subirán al carro porque la moda está en dar algo diferente. Si ahora imperaba la basura, toca barrer. A todo eso, Sardá erre que erre. Cuando Otero daba entrada a Rosa, CM mostraba una escena de Internet con una señora mostrando sus... cerezas no eran.


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