El Periódico, 15 de marzo de 2002

Celebró Julia Otero su columnata número 300 (La columna, TV-3) con un día de antelación. Comentó Julia, maravillada, la hermosa imagen del rey Juan Carlos --en la tribuna del Camp Nou-- cuando dejó que Joan Gaspart llorase en su regio hombro la desdicha de no haber podido vencer a los ingleses. Admirada ante el gesto del Monarca, le preguntó a Fabián Estapé: "¿Conoce usted al Rey?" "Naturalmente --contestó el sabio profesor--. Lo conocí cuando era cadete en la Academia Militar de Zaragoza. Allí, en un local llamado Las Vegas, le enseñamos a beber cerveza. A beberla poco a poco, porque pretendía beberla de golpe. Le llamábamos SAR. O sea, Su Alteza Real. Pero nos pidió que no le llamásemos más así. Estaba hasta el gorro". Es comprensible. SAR, fonéticamente, se confunde con Zar, que es apelativo peligroso. No casa con un rey que permite, grácilmente, que su hombro sirva de refugio al abatido blaugrana presidente.


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