Artículo publicado en El Periódico el 4 de agosto de 1999
Texto: Angel Sánchez

Los nuevos dueños de la emisora Onda Cero (es decir, la Telefónica de Juan Villalonga, el hombre aupado al cargo de presidente de la compañía por su íntimo amigo José María Aznar) han fulminado el programa vespertino de la periodista afincada en Catalunya desde niña Julia Otero (Monforte, Lugo, 6-5-1960). "Esta profesión es así --decía Julia en 1989, en pleno éxito televisivo de su espacio de entrevistas La luna --. Estás en la ola y nunca sabes si vas de marea alta o marea baja". Ahora, a Onda Otero le ha tocado la marea baja, porque ha cambiado el viento en Onda Cero. "No se puede ser mujer, emigrante, obrero o pobre y no ser de izquierdas o progresista", confesó Julia en 1996, cuatro meses después de la llegada del PP al Gobierno. "Yo no olvido mi origen --añadió--. Soy hija de la inmigración gallega".

¿Cómo iban a consentir Villalonga y los suyos el talante crítico y progre de La radio de Julia, el programa, para colmo, líder en su franja horaria, hecho desde Barcelona y por una señora que se atrevió a proclamar desde los micrófonos (junio de 1996) que asumía felizmente su "maternidad en solitario" por la ilusión de tener un hijo?

Con mayor o menor fortuna en sus experiencias en la radio y en la televisión, Julia Otero siempre ha actuado como una profesional seria y rigurosa desde sus comienzos en Radio Miramar en Barcelona. La máquina electoral del aznarismo necesita otro tipo de profesionales menos rigurosos y menos serios.


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