Las cifras que explican las tragedias no son nunca elocuentes. Todo lo que se puede contar por miles, y millones dice poca cosa si no ponemos caras y nombres, y historias particulares.
Albert Camus explicaba en su novela "La Peste", que no es fácil imaginar la tragedia que supone una guerra, que no sabemos qué representa la muerte a partir de un cierto número. La cosa cambia dice Camús, cuando ponemos caras y nombres al dolor.
Es lo que nos pasa en las últimas horas. La televisión nos enseña rostros, historias y voces. Este es un material muy sensible, una fibra muy delicada.
El periodista se ha de acercar con respeto y de puntillas. Ojalá en los próximos días, los que nos dedicamos a la comunicación, no abandonemos el pudor y la medida.
Bona tarda. Comença La Columna.