Editorial del 21 de marzo de 2024

El futbolista Dani Alves seguirá al menos un día más en prisión porque no ha depositado el millón de fianza, antes de las 14:00h, que supuestamente iba a prestarle el padre de Neymar. El exfutbolista fue condenado a cuatro años de prisión por violar a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona.

En Julia en la onda nos preguntamos, con la candidez que a veces nos caracteriza, si todos los violadores son iguales ante la ley o depende de su capacidad económica.

Si en su momento nos felicitamos por el buen funcionamiento por los protocolos anti agresión y la credibilidad y protección que se dio a la víctima, no es ahora muy compresible como se ha resuelto ahora su puesta en libertad bajo fianza, que solo los muy ricos pueden asumir.

Si su entrada en prisión de manera preventiva, antes del juicio, se llevó a cabo por el riesgo de fuga que se le suponía a Alves, la pregunta es: ¿qué ha cambiado ahora para que la justicia diga ahora que no huirá, máxime cuando no hay tratados de extradición de su país de origen?

En Brasil, su presidente, Lula Da Silva ha dicho que jamás el dinero puede comprar la violencia que un hombre inflija a una mujer que ha violado. Hay que recordar que Alves pidió el voto para el ultra Bolsonaro: todo acaba cuadrando.

Tampoco es digerible que la sentencia considere un atenuante que ya haya pagado una indemnización a la víctima. ¿Ocurriría en otro delito? ¿Por qué sí en una violación?

 


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