Editorial del 4 de septiembre de 2023

Pues sí, se acabó el recreo. Empieza el curso 2023-2024 y procuraremos aplicarnos a lo que esperan de nosotros. O sea, información, compañía, divertimento, divulgación y bueno, tantas risas como sea posible. Ojalá hayan descansado lo necesario y también se hayan vitaminado. Lo imprescindible para lo que está por venir, sea lo que sea.

Para cada uno de ustedes, eso en lo privado, no en lo de cada cual, en la cosa pública, pues hace años que agosto ya no es lo que era, aquel remanso de aburrimiento informativo lleno de serpientes de verano sin ningún interés.

Que se lo pregunten a Rubiales. El pobre aún no entiende qué demonios le ha pasado. La noticia, en todo caso, no fue lo que hizo él. La noticia es la reacción social que ha provocado. Ha tenido la mala suerte de la ecuación tiempo- espacio. Tiempo, porque estamos en el 2023 y espacio, porque es que lo hizo en público sin ningún rubor y sobre un grupo de campeonas hartas de tragar sapos y babas ajenas.

Pero Rubiales no está solo. Hay Rubiales en todas partes y en todos los negociados, incluido el nuestro. Pero hete aquí que lo que venimos aceptando las mujeres por costumbre desde la noche de los tiempos, este grupo de campeonas lo ha convertido en un 'se acabó'.

Buena noticia: las viejas luchadoras sí que tienen relevo, ojo, y disparan a puerta.

También por la costumbre, el rey Felipe se propuso a Núñez Feijóo para que intentase la investidura. La razón de la costumbre es cualquier cosa menos convincente, ¿verdad? Pero bueno, ahí está. El día 26 y 27 de septiembre asistiremos a una derrota anunciada. Bueno, salvo alguna sorpresa que esté cociéndose sin que nadie haya visto el humo.

Y a propósito de humos que se bajan, el presidente murciano en funciones, López Miras, será investido esta misma semana, una vez que ha cogido el caminito de la señora Guardiola en Extremadura. O sea, obedecer, encajar y compartir gobierno con Vox. Ya lo zanjo Feijó cuando calificó esa relación entre partidos de normalidad democrática.

Tan normal como que una directora general de Justicia en Aragón se fotografíe con la bandera franquista. Sí, la del aguilucho. Ay, si la Bordeta levantase la cabeza. ¿Se imaginan a dónde les volvería a enviar? Habrá tiempo para abordar todos estos asuntos que agosto nos ha dejado en la bandeja de entrada.

 


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