Editorial del 21 de abril de 2022

Siguen creciendo las reacciones políticas a la trama internacional de ciber espionaje que habría afectado hasta a 60 personas de la esfera independentista, el caso Pegasus.

El President de la Generalitat, Pere Aragonès, se va a reunir hoy en Madrid con representantes de algunos de los otros partidos también afectados, como JuntsxCat, PDeCAT, la CUP y EH Bildu. Pero también se va a reunir con Podemos y PNV. Prácticamente, la mayoría política en la que se asienta el actual gobierno.

Ayer en el tiempo de "El Gabinete" nos preguntamos por los riesgos contra las sociedades democráticas que supone un espionaje masivo con el fin de controlar al adversario, sea cual sea su ideología. Pero nos quedamos sin valorar en profundidad las consecuencias políticas que para España puede tener este escándalo.

Inquieta comprobar el frugal apetito mediático que despierta, en comparación con lo que estaría ocurriendo si los espiados no fueran esos partidos vascos y catalanes.

Hablaremos de las declaraciones ruidosas de las últimas horas, pero también del clamoroso silencio de otros en este turbio asunto.

 


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