Editorial del 4 de noviembre de 2020

Pues no podemos decir a esta hora lo de 'alea jacta est'. La suerte o la mala suerte, no está echada aún. Se ha cumplido, eso sí, la peor profecía: un recuento insoportablemente lento, prácticamente un empate entre los candidatos y un presidente que se declara vencedor y al mismo tiempo pone en duda el proceso electoral de su país. Estamos ante la tormenta perfecta y el futuro más incierto.

El año del COVID aún guardaba una penúltima sorpresa, la enorme resistencia electoral de Donald Trump. Que una parte de occidente asista perpleja a esa realidad significa que no estamos leyendo bien el mundo en que vivimos. Cuando ocurren cosas incomprensibles igual el problema lo tenemos los que nos quedamos sin explicación.

Un presidente zafio, mentiroso, supremacista, defraudador fiscal, misógino y negacionista del COVID y del cambio climático... a la mitad de estadounidenses le parece digno de otros 4 años en la Casa Blanca. Aunque al final gane Joe Biden eso merece una reflexión general y sobre todo, profunda. Algo grave está ocurriendo en los sistemas democráticos occidentales.

A lo largo de la tarde, primeras horas de la mañana en Estados Unidos, se retomará el recuento del voto por correo en algunos estados clave.

Esperamos que a las 6, en el tiempo de Gabinete, se haya despejado alguna duda más: analizaremos los datos y las reacciones con Juan Manuel de Prada, Julián Casanova y Noelia Adánez.


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