Editorial del 24 de abril de 2017

Entre la extrema derecha y el centro, estaba claro que los partidos políticos españoles apoyarían a Emmanuel Macron, un joven que pronto será presidente de la república francesa, sin más experiencia política que haber sido ministro de economía con Hollande durante 2 años y su hombre de confianza desde que el dirigente socialista llegó al Elíseo.

El centro es ese limbo político donde antes siempre se ganaban las elecciones y, aunque los tiempos están muy revueltos, los partidos españoles han corrido a declararse “Macronistas” por si acaso. Ciudadanos se ha proclamado hermano de sangre de Macron, ignorando que Macron viene del socialismo. Ciudadanos, viene de otro sitio. El PP ha dicho que el ganador de la primera vuelta francesa tiene el proyecto más parecido al suyo, aunque ellos eran antes más de Fillon, que se ha quedado fuera de la carrera por corrupto. Los franceses, castigan.

El PSOE, con sus tres voces como tres soles, aprovecha para opinar de Francia dándose mandobles entre candidatos. Viendo como alguno analiza el batacazo socialista francés, siguen sin entender lo que pasa.

Y luego está Podemos que ha necesitado la reunión de su ejecutiva y un considerable incendio en las redes sociales para pedir el voto contra la Extrema derecha. Hasta hace un rato, Macron les parecía lo mismo que Marine Le Pen. Así les va.


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