Editorial del 9 de mayo de 2016

El ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, tiene entre sus virtudes, quizás por su edad, no pedir permiso para dar su opinión aunque sea distinta de la que mantiene su partido. O sea, a Margallo no le atenaza el miedo a meter la pata y se permite marcar perfil propio.

Lo hizo cuando fue a Cataluña a debatir con Junqueras antes de las autonómicas catalanas, por ejemplo. Y lo ha vuelto a hacer cuando esta mañana ha dicho en Espejo Público que “nos estamos pasando cuatro pueblos con la austeridad” y que para muestra, ahí está el raquítico crecimiento en Europa, comparado con otras zonas del mundo.

Sería estupendo que todos los políticos en campaña electoral pronunciaran esa sentencia. Podríamos sugerir que los barones y, sobre todo, la baronesa del PSOE reconocieran que “Nos hemos pasado 4 pueblos con Pedro Sánchez”, o que Pablo Iglesias confesara, “me pasé 4 pueblos montando un gobierno al que nadie me había invitado”

Albert Rivera podría decir “me pase cuatro pueblos sugiriendo que un independiente presidiera el gobierno”. Rajoy, por su parte, podría marcarse una letanía de “me pasé 4 pueblos”, por ejemplo al decir hoy que “ahora más que nunca se trata de una decisión seria”. Se refiere a las nuevas elecciones, claro. Al parecer hasta ahora todo le parecía una broma al presidente en funciones.


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