Editorial del 27 de abril de 2016

Cuando volvamos a votar habrá que tener en cuenta lo que hemos aprendido como electores en los últimos 4 meses.

El votante que va del centro hasta la derecha más derecha, sabe que para que gobiernen los suyos la suma de PP y Ciudadanos debiera ser suficiente para investir presidente a Rajoy y formar gobierno.

El votante que va del centro hasta la izquierda más izquierda, sabe que Podemos quiere adelantar electoralmente al PSOE y que el PSOE no quiere gobernar con los peajes de Podemos.

Y luego está el votante transversal, el menos ideologizado, que es el que cambia su voto y por tanto el color de los gobiernos según cada momento histórico. Ese votante transversal, y necesariamente voluble, es la pieza más codiciada en cualquier campaña electoral. Pero esta vez no basta con que cambie de partido, tendría que cambiar de bloque para que algo cambie.

Si todos insistimos en nuestro voto, o cambiamos dentro del mismo ámbito, el 27 de Junio estos señores que lideran los partidos van a tener un papelón: volveremos a tener un bipartidismo formado a su vez por otro bipartidismo interno a derecha e izquierda. Si ustedes se preguntan cómo acaba la película, solo podemos acompañarles en el estupor.


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