Editorial del 8 de octubre de 2015

Todo parece indicar -es lo que cree la policía, los mossos d’esquadra- que ha sido un sabotaje el que ha tenido toda la mañana paralizado el AVE Barcelona - Madrid.

Los delincuentes, al parecer, sabían lo que hacían: al cortar unos centímetros de fibra óptica en los dos sentidos de la marcha, probablemente conocían las consecuencias para el tráfico ferroviario, es decir, anularlo por completo. Dos vías, la 1 y la 2, a una distancia de 140 metros la una de la otra, registraban sendos cortes: con uno se inutilizaba la línea principal de comunicaciones y con el otro, la línea de respaldo.

Para introducirse en el trazado del AVE, perfectamente vallado como todo el mundo sabe, los saboteadores han abierto un amplio boquete de un metro de largo por medio de ancho. O sea, no estamos hablando de unos rateros cualquiera sino de individuos que sabían lo que hacían y que tenían formación suficiente para paralizar todo el tráfico ferroviario con un par de actuaciones precisas.

Además del caos que han provocado en la vida de miles de personas, el hecho produce inquietud. A ver si dan pronto con ellos.


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