Editorial del 30 de enero de 2014

La Conferencia Episcopal española ha aplaudido esta mañana la contrarreforma del aborto de Gallardón a la que saludan como una iniciativa a favor de la vida humana, aunque desde el punto de vista de cardenales y arzobispos españoles, se quede corta.

“Por restringida que sea, dice la Iglesia Española, seguirá siendo injusta”. Preguntado el nuevo portavoz de los obispos, miembro del Opus Dei, por la interrupción del embarazo en caso de riesgo de muerte ha respondido que él era radical y que su respuesta era “No. Nunca”.

El documento ha sido el último de la era Rouco que se despide después de tres trienios al mando de la Iglesia Española. Aunque, oído el nuevo portavoz, Gil Tamayo, es como si Rouco siguiera allí.

Es una suerte que no vivamos en una teocracia y que pertenezcamos a esa parte del mundo civilizado que ha separado las cosas de palacio de las cosas del altar. Por más que Gallardón se incline y recline.


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