Editorial del 29 de noviembre de 2013

El secretario general de la UGT en Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, ha anunciado su dimisión esta mañana tras el escándalo de financiación irregular del sindicato.

Después de resistir, como sólo en este país aguantan lo que en cualquier otro sería causa de dimisión inmediata, el secretario general de la UGT en Andalucía ha dejado el cargo esta mañana. Demasiadas evidencias, muchos indicios de dinero público gastado en caprichos, o en el propio funcionamiento del sindicato, o en comidas en la feria, pero no desde luego para lo que esas cantidades fueron asignadas.

Seguramente ha sido el anuncio por parte del gobierno de Susana Díaz de abrir expedientes para detectar todas las irregularidades, lo que ha precipitado una dimisión que llega tarde y cuando ya se ha hecho mucho daño a la imagen del sindicato. Por de pronto, la Junta reclama a la UGT andaluza la devolución de casi 2 millones de euros, mal gastados en todas las acepciones de la expresión.

La digestión de cómo se ha usado en España el dinero público, resulta cada día más insoportable.


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