Editorial del 16 de julio de 2013

Como dice Cambalache, aquel gran tango de Santos Discépolo, seguimos “revolcaos en un merengue y en un mismo lodo, todos manoseaos. Es lo mismo es que labura, noche y día como un buey, que el roba o está fuera de la ley”…

Nos viene el tango a la cabeza viendo la crónica informativa del día: a lo que va filtrándose como un goteo de lo declarado ayer por Bárcenas -seguro que a Federico Trillo se le atragantará la flema británica ante la confesión del tesorero de cómo pago la defensa del Yak-42- a eso se suma que el juez que instruye el caso Palau concluye que Convergencia pellizcó a Ferrovial al menos 5 millones de euros para su financiación. Y lo hizo a través de su hombre de confianza, Félix Millet, el hombre libre que sigue paseándose por Barcelona. Pasqual Maragall se quedó corto cuando denunció aquel 3% que tanto enfureció a la bancada postpujolista. Según el juez instructor, el porcentaje era del 4% sobre el total de obra pública licitada para Ferrovial. Un 2,5% para Convergencia y el 1 y medio restante, a repartir entre el resto de intermediarios.

Y para que no falte de nada, el lodo del día se completa con la votación en la SGAE que ha obligado al cese de Antón Reixa como presidente. En según qué lugares, la honradez es una losa.


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