Editorial del 9 de noviembre de 2011

Hoy las noticias van llenas de abismos a los que se asoman tanto colectivos como personas físicas. Abismo es lo de Italia ante el estupor general de propios y extraños. No basta que Berlusconi acepte retirarse para que los mercados den tregua a un país que se ha acercado esta mañana a los 600 puntos extras por colocar su deuda. Con 100 menos, Irlanda, Portugal y Grecia fueron intervenidas. Hasta para eso hay clases. Los pequeños son un bocadito de digestión más fácil, aunque una quiebra como la griega haya provocado un auténtico corte de digestión general. Veremos si Berlusconi resiste hasta diciembre, o el presidente de la república le convence esta tarde de que su honor y su ego vale algo menos que el futuro del país.

Otro abismo, éste de persona física, es el de Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, y, según la fiscalía anticorrupción, duque también de Palma Arena. El juez decidirá en las próximas horas si tiene razón o no la fiscalía al apreciar indicios de fraude a la administración, prevaricación, falsedad documental y malversación de caudales públicos. Para que no falte de nada, añadamos que la empresa Noos de la que era presidente, no tenía ánimo de lucro.


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