Editorial del 8 de noviembre de 2011

Descuiden que no tengo previsto empezar con el debate. Les supongo en pleno hartazgo, y sobre todo, hasta los mismísimos de que todos y a todas horas les intenten decir quién gano. Quién quiso verlo tiene tanto criterio o tanta fe partidaria como cualquiera de los analistas a los que pagan por emitir veredicto desde los medios.

Habrán observado que lo que para unos es virtud, se convierte en demonio para los votantes del adversario. Y viceversa. La realidad no ha disuadido a nadie: cada uno es cada cual y la crónica de lo fue anoche el cara a cara, ya estaba escrita o dicha desde antes de empezar. No hay sorpresas, cada oveja en su corral.

Como dice Pérez Reverte, en su última novela, “así es el Madrid complicado y peligroso, cogollo de una España equívoca, turbulenta y miserable. Triste patria a la que sólo es posible amar cuando se tiene lejos”. De esa España de hoy y la del siglo XVII hablaremos hoy con él. Será interesante llamar a la puerta del periodista, aunque venga en su condición de autor de novelas.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net