Editorial del 3 de diciembre de 2009

Los internautas están furiosos... ¿Qué les pasa a los internautas? Eso, en el supuesto de que los internautas sean un colectivo homogéneo, capaz de cabrearse o ponerse en marcha como “un sólo hombre”.

Dicen que España es uno de los países que menos protege la propiedad intelectual. En Europa los países ultiman todos un endurecimiento de las leyes que protegen a aquellos que crean libros, películas, artículos, canciones... El asunto, según los creadores es el siguiente: “Si alguien entra en una tienda y roba un disco hace lo mismo que si otro entra en un supermercado de la red y se baja gratis una película o un disco” ¿Por qué unos son ladrones y los segundos, unos chicos desvalidos a los que los malos quieren censurar?

Según los internautas, al menos los que se están haciendo escuchar, la nueva ley quiere amordazarles y cerrarles sus páginas con toda impunidad sin tan solo autorización judicial.

Si miramos a Europa, los internautas se pueden dar por vencidos: la historia se está escribiendo en contra de lo que ellos defienden. Y a favor de los que tienen alguna propiedad intelectual que conservar o de la que vivir.

Un tema caliente, cuyo soufflé es fácil que medre porque sus protagonistas están perfectamente conectados y actúan como un auténtico lobby.


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