Editorial del 25 de noviembre de 2009

Una de las más grandiosas novelas de Mario Vargas Llosa, La fiesta del Chivo, se inspiró en la historia de Minerva Mirabal, una brillante joven dominicana, de inteligencia superdotada, doctora en Derecho muy joven, graduada en filosofía y escritora de poesía. Minerva encarna el horror vivido en la Republica dominicana tras la llegada al poder del más repugnante de los dictadores, Rafael Leonidas Trujillo, el chivo.

En una de las fiestas que tan magistralmente recrea Vargas Llosa, Trujillo conoce y se enamora de Minerva Mirabal. Apenas tenía 30 años, estaba casada, tenía 2 hijos, y destacaba por su carisma, su valentía y su impresionante curriculum. El chivo se encaprichó con aquella joven que le combatía con todas sus fuerzas. Tres veces intentó lo que tantas veces había perpetrado con decenas de jóvenes dominicanas, incluso con las hijas de sus colaboradores. Acostarse con ella. Al no conseguirlo, Trujillo mandó a su temible SIM, servicio de inteligencia Militar, a emboscarla en una carretera de Puerto Plata. Minerva y sus hermanas Patria y María Teresa regresaban de visitar en prisión a sus maridos, como ellas disidentes del régimen, cuando agentes del SIM las condujeron a una mazmorra. Las mataron a palos, después de torturarlas durante horas. Minerva Mirabal tenía 34 años y sus hermanas, algunos menos.

El horror ocurrió el 25 de noviembre, tal día como hoy, de 1960. Han pasado 49 años y hoy, muchas mujeres siguen muriendo apaleadas por Trujillos anónimos. La efemérides del crimen horrendo de las hermanas Mirabal es el origen del Día Contra la violencia de género.


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