El Periódico, 4 de noviembre de 2007

HELENA GARCÍA MELERO

Ha empezado la segunda temporada del programa 'No em ratllis!', en TV-3, y vuelve a las tardes radiofónicas con el espacio 'Julia en la Onda'.

--Y a usted, ¿qué le raya?
--Sobre todo no disponer de todo el tiempo que desearía para mi entorno familiar. Compatibilizar un programa diario de radio y un programa como No em ratllis con ser madre hace que el día de 24 horas resulte demasiado corto.

--¿Se puede conciliar trabajo y familia? ¿Sí?
--Yo quiero conciliarlo. Hay mucha gente que dice que no puede y, en realidad, es que no quiere, y acostumbran a ser los del sexo contrario. Cuando me convocan a reuniones por la noche, mi respuesta siempre es la misma: "tengo una niña".

--¿Por qué nos interesa un programa con niños, si en la vida cotidiana no les escuchamos?
--Los niños son un espejo del salón de su casa. Tienen todos los defectos de los padres y todas las virtudes propias de su edad, es decir, la ausencia de cualquier filtro para la corrección política. La ausencia total de diplomacia y de mentira social.

--Y dan audiencia. ¿Usted cree que sin audiencias haríamos una mejor televisión?
--Seguro. Ahora sería imposible hacer programas que hace unos años se hacían en prime time. Entrevistas que duraban una hora y media, por ejemplo. Ahora solo se pueden hacer conatos de entrevista interrumpiéndolas con elementos externos para no aburrir. La entrevista en televisión ha muerto.

--¿Qué interés tiene hoy hacer un programa de televisión?
--Pues por eso no lo hago... No em ratllis es un programa distinto, trabajado con mucha exquisitez y en el que se reflexiona sobre el mundo que nos rodea sin ofender la inteligencia de nadie y sin pretender nada más que entretener.

--¿Cómo vive su hija la popularidad materna?
--Ella, a diferencia de los otros niños, no quiere ser popular. Los niños quieren serlo, porque lo ven como un sinónimo de triunfo y éxito. La fama tiene una alta reputación. Pero ella no quiere ser famosa, porque ve que no es una buena consecuencia de mi trabajo. Yo no disfruto de la fama, aunque la asumo.

--Pero la popularidad debe tener algo bueno.
-Si la aprovechas y le sacas una rentabilidad, sí. Espots, presentaciones...

--También habrá una rentabilidad más afectiva... sentirse querida por el público.
--Eso me podía impresionar cuando tenía 20 años. Ahora, ya no. Tengo muy claro que la estima y el amor te los dan la gente que te rodea. ¿Qué estima es esa que está en función del share?

--¿Ya está más reconciliada con la prensa del corazón?
--No, para nada. No tengo ninguna relación ni la quiero tener.

--¿Pero usted no alimentó un poco el morbo cuando decidió asumir la maternidad en solitario?
--Yo tomé entonces las decisiones que creí convenientes para mí. Ahora vivo con el padre de mi hija, pero hay gente que no entiende dónde están los límites. Creen que porque tengo un trabajo público debo compartir las claves de mi vida personal. Y no es así.

--Sin pretender entrar en su vida privada, lo cierto es que usted se separó de Ramon Pellicer con muy buen rollo. Y eso no es lo habitual.
--Ramon es uno de mis mejores amigos, siempre lo será. Trabajamos juntos y existe una relación de confianza que no se ha roto nunca. Su mujer es la coordinadora del No em ratllis, porque es una profesional muy competente que me gusta mucho tener a mi lado.Y por las niñas de Lali y Ramon siento un enorme cariño.

--Lo que a veces cuesta más de entender es que también sus respectivas parejas vivan con cordialidad esta buena relación.
--Sí. Ambos hemos tenido la suerte de tener parejas muy inteligentes.

--Hablando de colegas profesionales, ¿usted no tenía que sustituir a Luis del Olmo?
--Tenía que ser así, pero a medida que pasaron los meses Luis del Olmo se sorprendió a sí mismo con fuerza y ganas de seguir. Y me parece bien. Luego Planeta y Antena 3 me propusieron volver a hacer las tardes de Onda Cero y opté por asumir esa responsabilidad.

--Usted se ha confesado maragalliana en más de una ocasión. ¿Cómo vivió el anuncio del expresidente explicando que sufre un principio de alzheimer?
--Fatal. A mí me había llegado información al respecto, pero siempre pensé que se trataba de otra intoxicación política. Me duele la falta de consideración por parte de alguno de sus adversarios, y también desde sus propias filas. Es la primera vez que he llorado por un político. Después de su rueda de prensa le mandé un sms... y me contestó con un tono irónico fantástico. Al más puro estilo Maragall.


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