El Periódico, 15 de marzo de 2002
Cristina Savall
'La columna', el magacín de Julia Otero de las tardes de TV-3, alcanza hoy las 300 ediciones
--¿Hace el programa que realmente quiere hacer?
--Todavía no lo he conseguido. A veces recuerdo con añoranza aquella época en la que tenía un solo programa a la semana. La calidad de vida es incomparable.
--Pero no es lo mismo.
--Un espacio diario te permite olvidar antes los errores, pero tampoco disfrutas de los éxitos. El share de un día te borra el del día anterior.
--Con un 23,5% de share, La columna está bien asentada en TV-3.
--Sin embargo, seguimos apostando por espacios que no son, digamos, taquilleros, como el de libros y el de economía que sólo complacen a una audiencia minoritaria. Nuestra gran ambición es la calidad.
--¿En qué sentido?
--En huir sistemáticamente de la materia prima que nutre a nuestros competidores. Hemos conseguido una tarde alternativa sin concesiones al morbo. Y ese era un proyecto muy ambicioso.
--¿Rechazó las tardes de Tele 5?
--Es la pregunta que más me plantean mis amigos de Madrid. Percibí que no me dejarían hacer algo similar a La columna . En una privada es difícil tener paciencia para sembrar una semilla alternativa.
--¿Ha recibido muchas ofertas?
--He recibido varias de tele, pero no me resulta cómodo que alguien que ahora presenta un programa se entere de que antes me lo ofrecieron a mí. Y de radio, ni una.
--¿Por qué?
--Está claro que en la radio no hay un espacio para mí. Evidentemente las razones son ideológicas. Nadie me puede cuestionar ni la calidad, ni la comercialidad, ni el liderazgo.
--¿Qué aporta La columna a TV-3?
--Una gran capacidad de convocatoria. Al programa han venido personas, como Ana Botella y Rocío Jurado, que jamás habían pisado TV-3.
--¿Quién le dice no?
--Los ministros del PP. Hace dos años que esperamos al señor Piqué.
--¿La tarde es de las mujeres?
--Según la audiencia, La columna es el programa que ven más hombres.
--¿Por qué es el menos maruja?
--Los hombres son tan cotillas como nosotras. La columna interesa porque busca un contenido universal.
--¿Cómo avanza la televisión?
--Cada día entiendo menos de tele. No es ni una escuela ni un mercado donde todo se vende y se compra. El equilibrio entre estos dos extremos es complicado. La televisión no debe ofender ni a la inteligencia ni a la sensibilidad y a la vez ha de tener vocación mayoritaria. Al final, la gente es quién elige y eso va a misa.
--Siempre abre con un editorial.
--No doy opiniones personales, planteo interrogantes y hago comentarios en voz alta que coinciden con lo que piensan muchas personas.