carta-de-ajuste.blogspot.com.es, 23 de marzo de 2014
"Hoy hemos conseguido algo excepcional, ustedes saben que no concede jamás entrevistas, que su silencio es total, que quiere mantenerse al margen de la vida pública". Así anunciaba Julia Otero la conversación con Adolfo Suárez. Tenía razón, corría mayo de 1995 y el que fuera el primer presidente de la democracia no gustaba de aparecer en los medios. Esta vez la Otero hizo truco pero le salió bien, la entrevista no era en plató y ni siquiera era sobre él, la excusa era hablar de los partidos de golf que jugaba con su amigo Luis del Olmo, el invitado de aquella noche en su programa "Un paseo por el tiempo" de la 1. El político aceptó sabiendo que también "caería" alguna pregunta sobre su trayectoria, en definitiva, acató las normas del juego con gesto cansado pero con altura de miras, como si todavía tuviera una responsabilidad para con su ciudadanía. "Hemos arrancado algunas respuestas que contienen claves, les pido que las escuchen con muchísima atención" aseguró la periodista... y no mentía.
La charla se había grabado unos días antes en su despacho, con una sola cámara ante la que al final Julia repetiría alguna de las preguntas para poder insertar sus planos en postproducción y hacerla más atractiva visualmente. La primera pregunta, para sacársela de encima cuanto antes y así ir al grano enseguida, era sobre la habilidad de Luis como golfista. "Es infinitamente mejor comunicador" respondió con sorna Suárez, "pero tiene cualidades". "Hasta qué punto llega su desapego de la vida política", le espetó Otero, "es la asunción de una responsabilidad, perdí unas elecciones (...) y luego presenté mi dimisión (...) creo que había logrado algunas cosas importantes junto con todos españoles para la vida democrática en nuestro país y ahí termina el desapego porque no puedo dejar de ser un hombre político, todos los días hago análisis políticos, para mí solo..."
"Lo que más me ha apasionado en la vida es la política pero he tomado la decisión de no volver jamás", confirmó Adolfo, "¿nada ni nadie le va a convencer de volver?" insistió la monfortina, "nadie, absolutamente nadie. Voy a dedicarme completamente a mi familia, además es una etapa muy difícil".
El expresidente respondía nervioso, movía la silla y achinaba los ojos para prestar más atención a las preguntas, no le sorprendían, se las esperaba. Afirmó, con cierta tristeza en la mirada, que estaba organizando el material para unas memorias pero "no tengo gran prisa y todavía tengo dudas respecto si conviene o no hacerlas". Tras una broma sobre la Liga, único momento de distensión, Julia le pidió un consejo para los políticos actuales. "No estoy legitimado", comenzó pero siendo tan mediático como siempre no esquivó la pregunta "que intenten por encima de todo que se trabaje como en la transición, que sean adversarios pero que no se conviertan en enemigos irreconciliables (...) ningún partido está legitimado para tensionar la vida pública española".
Efectivamente, Adolfo Suárez dejó muchas claves en aquella entrevista. Aprovechó para reivindicarse pero sin mucha pasión, agotado ya de tanta lucha intestina que le llevó al retiro 5 años antes. Las heridas no habían cicatrizado y de ahí su desaparición total de la vida pública, rota en contadísimas ocasiones, como ésta misma.
A la vuelta a plató el público aplaudió y Otero le reconoció a Luis del Olmo que estaba convencida de que Suárez no había mentido, nunca volvería a la vida política activa, "no te equivocas" contestó el ponferradino.
Esta entrevista de apenas 6 minutos contiene mucha verdad, por eso me sorprende que en ninguno de los especiales se haya emitido algún extracto de ella.