El Periódico, 17 de noviembre de 2006

Ferran MONEGAL

El casting es la base de todo buen programa con niños. Y por lo que hemos visto en su primera entrega, Julia Otero (No em ratllis!, TV-3) ha realizado un casting excelente. Ha encontrado unas criaturitas deliciosas. Y le ha salido un programa divertido, muy ameno, y en casa nos chupábamos los dedos. Ha habido de todo. Momentos de risa, momentos de emoción y hasta momentos de horror. Sí señoras y señores, de horror tremendo. Pongamos unas pinceladas de cada uno de ellos. La risa llegó en la primera parte del programa, cuando con la ayuda de Toni Albà en su clásico papel de Rey de España, le pegaron un meneo a la realeza en general y en particular a los Borbones. Una niña, con ese pragmatismo infantil tan inconsciente, y a la vez tan demoledor, exclamó: "Yo quiero ser Rey porque así podré comer cada día canelones". O sea, la monarquía entendida como un comer a dos carrillos, una especie de grand bouffe. El momento emotivo llegó con Etoo. Aterrizó en el plató un poco renqueante, por su lesión, pero con una limpia y hermosa sonrisa en el rostro. Y en dos minutos se puso al personal en el zurrón. A los niños les brillaban los ojos de pura admiración. Y el momento de horror llegó cuando Julia nos comunicó: "¿Sabían que, en Catalunya, tres de cada cuatro niños lo que quieren es ser famosos?" Y acto seguido nos pasó un vídeo de niñas y niños que estallaban de entusiasmo y decían que querían ser famosos para ganar mucho dinero, tener casas fabulosas, poder tener piscinas, lujo, coches... ¡Ah! qué escalofrío ver a juncos tan tiernos doblegándose ante el peso del euro y los focos del famoseo. Este programa de la Otero, tan intrascendente en apariencia, nos ha enseñado lo que hay. Dentro de cada angelito delicioso anida un avida dollars sin ni siquiera saber lo que es eso. Agradezcámoslo a la influencia de tantos programas de tele. Y al triste papel de nosotros, los mayores.


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