El Periódico, 10 de marzo de 2005

Ferran Monegal

Declaración de principios de Fernando Sánchez Dragó en Las cerezas (TVE-1). Le dijo a Julia Otero, con esa contundencia verbal churrigueresca que siempre acostumbra a imprimir en sus intervenciones en la tele: "No tengo ni Dios, ni ley, ni patria, ni Rey, ni frontera, ni bandera. Nada, Julia, nada. ¡Voy a pecho descubierto!", y añadió, como estrambote a su soneto: "Lamento profundamente haber nacido español. Me siento mucho más japonés, o indio", y la cámara nos permitió ver entonces el atuendo indumentario que se había puesto para la ocasión: un quimono oriental de monje de templo budista pequeño, con incrustaciones de esferas redondas muy aparentes. Parecía un anuncio de la sucursal de Pekín de la editorial Planeta. ¡Ah!, Dragó sabe como nadie lo que es la tele: por encima de todo, la apariencia. Al margen de su apátrida convicción, nos contó que ha estado un tiempo ingresado en la UCI de una clínica, con una complicación coronaria grave, pero que se ha salvado gracias a dos factores. A saber: "Primero, porque he dejado de fumar porros desde septiembre. Y segundo, gracias a esta seta reishi, antes sólo reservada a los emperadores. La apreciaban tanto que tenían más soldados buscándola por el monte que defendiendo la Gran Muralla". Y en su mano floreció un ejemplar de esta seta. Entre el quimono y el hongo, Dragó parecía el maître del restaurante chino El rollito Yang-Tsé. Celebramos que Dragó haya superado la dolencia coronaria, y que vuelva a ser ese pintoresco personaje que TVE nunca debió expulsar de su programación. No parece que haber abandonado los porros le haya afectado íntimamente. Excepción hecha de ese instante en que levantó su trasero de la silla y escuchamos una sonoridad sospechosa. ¡Ah!, ¿era el muelle del sillón que rechinaba, o se había tirado Dragó un pedo? Tremenda alucinación: ¡una ventosidad delante de la Otero!


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