El Periódico, 22 de octubre de 2003

Ferran monegal

Aprovechable conversación la que ayer mantuvo Julia Otero con Carmen Posadas (La columna, TV-3). Llegó la novelista con un nuevo libro bajo el brazo, El buen sirviente, título excelente para una señora tan chic como Carmen, que ha vivido rodeada de fidèles servants desde su más tierna infancia. Dijo Julia al presentarla: "Es inteligente, es guapa, tiene clase, ha ganado el Planeta...", y dirigiéndose hacia ella, con perversa admiración, apostilló: "¡Ay!, deberías mirar para atrás de vez en cuando, Carmen, y escuchar cómo suenan los sables". Me descubro ante tan envenenada y notable perspicacia. Para no ser menos, la Posadas también le regaló a Julia una frase. Le dijo, hablando de los lances de amor que acaso la vida le pueda deparar: "En las citas con tu amante, nunca te pongas ropa íntima picante. Los ligueros sexys, sólo con el marido". Interesante. Corrobora la teoría de que la vida sexual de los casados, sin imaginación y lencería fina, no es nada. Habrá que leer este buen sirviente de la Posadas. No sé si conoce esta señora aquella excelente película que dirigió Paco Betriu en 1980, Los fieles sirvientes. La protagonizaron Amparo Soler Leal, Paco Algora y María Isbert. Sucedía en una mansión de millonarios catalanes. Los sirvientes prepararon un festín. Los amos nunca llegaron. Y acabaron los criados haciendo de señores, y superaron en crueldad a los originales. Fue una tremenda parábola sobre la lucha de clases. Nos hubiera gustado en casa que, durante la conversación entre Julia y Carmen, hubiera salido un momento Pitu Abril como salió en la anterior visita de esta dama. Estuvo tan gracioso como sarcástico. Apareció en aquella ocasión (videofoto adjunta) disfrazado de mayordomo. Servicial, impecable, sostenía una bandeja de bombones Ferrero --los que anuncia la Preysler-- para que ellas comiesen y disfrutasen. ¡Ah!, quizá hoy Pitu ya se ha rebelado, y los bombones se los come él.


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