El Periódico, 7 de octubre de 2003

Ferran Monegal

Ayer por la tarde, en La columna (TV-3), le preguntó Julia Otero a Olga Viza: "¿Cómo te fue el otro día en la cola del paro?". Y Olga contestó: "Brutal. Había dos marroquís delante de mí. Dos encofradores también sin trabajo. Charlamos: yo primero, tú primera... Y me dice la señora de la oficina: '¿Y tú, qué coño haces aquí?'". ¡Ah!, comprendamos a la empleada del Inem: no estaba acostumbrada a ver por allí, haciendo cola, a una estrella televisiva. Según como se mire, la entrevista de Julia a Olga podría entenderse como una endogamia enfermiza. Cada día hay una legión de ciudadanos que son precipitados al paro absoluto. Y cada mes caducan miles de contratos basura. No obstante, a ninguno de ellos le hacen, por estar en el paro, una entrevista de media hora en La columna. Les invito, no obstante, a mirar el caso de Olga Viza como la síntesis de esa España que nos dicen que va bien: el caso de una profesional que en su informativo de A-3 TV llegó a alcanzar el 23,7% de share, con un historial de 15 años de información deportiva, seis Juegos Olímpicos, y ni una sola aparición --en más de 20 años de oficio televisivo-- en ratomaquias, tanganas marcianas, o salsas ketchup con sabor a ti. Quizá ése fue su error. Este paso de Olga por el Inem, y luego por La columna, es como hacerle la foto a miles de buenos profesionales a los que cada mes despiden de un trabajo en el que cumplen. Es poner un punto de humanidad a la estadística.


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