El Periódico, 31 de enero de 2001

Ferran Monegal

Le dijo ayer por la tarde Pasqual Maragall a Julia Otero (La columna, TV-3) que si Pujol quiere dedicarse de verdad a los grandes temas, como la inmigración, debería haber ido a la iglesia del Pi a explicarnos qué pasa y cómo piensa solucionarlo. Y añadió: "Si en un plazo máximo de ocho días no va, iré yo". Sólo por esta propuesta, la entrevista quedó justificada. No únicamente es bochornosa la reacción que han tenido los políticos con mando en plaza ante el encierro del Pi y otras parroquias aledañas, también la TV, una vez más, nos ha defraudado. Tras 11 días de encierro y huelga de hambre, todavía estamos esperando el gran reportaje de TV-3, nuestra tele pública más inmediata. Se evacúan informaciones puntuales en los Telenotícies como gran deferencia a tema tan desagradable, pero los grandes programas de reportajes de la casa no se han enterado. El domingo, el estelar 30 minuts, que dirige Joan Salvat, se fue a lejanos países africanos, a enseñarnos la pobreza de Ghana y de Burkina Fasso. Sensacional: lo sabemos todo sobre esa parte de Africa, pero nada de unos africanos que tenemos aquí, en el Barri Gòtic, encerrados. Lo del Entre línies, de Pellicer, es peor, si cabe: ayer, bajo el título Adéu a la cabra, se dedicó a relatarnos el tremendo caso de la desaparición de la cabra como espectáculo de calle y de fanfarria. Animo.


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