Editorial del 10 de enero de 2024

Hoy el Gobierno se enfrenta al primer revés duro en la votación del decreto Ómnibus. A estas horas no tienen atados votos suficientes, aunque nadie se atreve a decir que haya un acuerdo. No parece que habrá sorpresa; pero, si pasa lo que parece, PP, Junts y Podemos son los que tendrán la opción de dejar en evidencia la fragilidad del Gobierno de coalición a costa de la aprobación de reformas y medidas que benefician a todos los ciudadanos.

Mientras los políticos hablan de estrategia, vayamos al fondo del asunto. La no aprobación del decreto paralizaría la llegada de 10.000 millones de euros de los fondos de recuperación europeos, también decaería el paquete de medidas anticrisis que llevan meses ayudando a los españoles. Se acaba el descuento del IVA, la ayuda al transporte, etc. Todo eso decaería o decaerá.

Hemos naturalizado que las votaciones y el posicionamiento de los partidos tengan poco que ver con el contenido de lo que se está votando. Nos parece a todos normal o aceptable que se vote por estrategia política, que no por convicción, se vote en contra de leyes que favorecen a personas más desfavorables. En resumen, se trata de dar una patada al Gobierno en el culo de los ciudadanos. Algo legítimo, lo hacen todos, otra cosa es lo que nos parece a los ciudadanos.

 


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