Editorial del 25 de octubre de 2022

El número 10 de Downing Street ya tiene nuevo inquilino, el tercero en 6 semanas. La historia va tan rápida que apenas aprendemos un nombre ya queda obsoleto. El nuevo se llama Rishi Sunak y es el primer ministro más joven en llegar a ese cargo. Su nombramiento está lleno de una gran carga simbólica.

Es el primero que no es blanco en un partido en el que casi todos los son. Es el primero perteneciente a una minoría étnica, un hindú que llega a lo más alto, 70 años después de la independencia de India y dos años después del Brexit. Hijo de una familia migrante, sí, pero millonario.

Está casado con la heredera de una de las mayores fortunas de la India, cuyo patrimonio supera por mucho al del propio rey Carlos III. Mister Sunak viste trajes caros y perfectos, su elegancia es la antítesis del siempre descamisado Boris Johnson y su fenotipo delgado y su forma de moverse recuerda, dicen en Reino Unido, recuerda el estilo de Barak Obama.

Con ese currículum, y tras haber llegado al gobierno sin pasar por unas elecciones, ni siquiera las de las bases de su partido, Rishi Sunak tiene la difícil misión de devolver estabilidad al Reino Unido después del “Truss” de Liz. Lo primero que dijo hace hora y media es que va a tener que tomar decisiones difíciles. Entre ellas no estará la bajada masiva de impuestos que tanto asustó a los mercados. Lo nunca visto, lo vimos en Gran Bretaña.

 


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