Editorial del 6 de julio de 2022

La sabiduría popular dice que el ojo del amo engorda al caballo y todos entendemos que, cuando nos jugamos nuestro patrimonio, estamos mucho más atentos y cometemos menos temeridades.

El dinero privado es muy celoso, pero el dinero público a menudo es despilfarrado porque nadie lo siente como propio. Esa colosal equivocación es la que provoca todas las corruptelas y corrupciones. La ley es implacable con el que roba la gallina, pero bastante más indulgente con quien se lleva los millones por docenas si es dinero público.

 


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