Editorial del 22 de marzo de 2017

El Parlament de Cataluña y, en concreto, los votos de Junts pel sí y la CUP siguen imponiendo una mayoría absoluta que avanza sin pausa hacia un escenario desconocido. En una jornada bronca y crispada, la votación de la Cámara ha aprobado la disposición adicional 31 de los presupuestos por la que se destinan los recursos necesarios para hacer este año el referéndum. El dichoso referéndum tiene pues, ya, dinero guardado en el cajón del gobierno para su celebración.

Antes de la votación en la que no han participado ni PSC, ni Ciudadanos, ni PP y en la que han votado en contra 9 diputados de Sí que es pot, antes decíamos, los letrados de la Cámara han leído un texto advirtiendo de que se estaba contraviniendo un auto del Constitucional y que, por tanto, se derivarían responsabilidades al hacerlo. También habrá querellas, anunciadas por socialistas, populares y ciudadanos si pasaba lo que ha ocurrido... Querellas, demandas, autos, condenas. Hoy mismo el Supremo ha condenado a 13 meses de inhabilitación a Francesc Homs por el mismo delito que Mas, el de desobediencia.

Está claro, como dijo hace dos días el presidente del TC al abandonar su cargo, que es inexorable que la política aborde y resuelva este asunto. En los tribunales, como estamos viendo, todo parece inane.


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