Editorial del 12 de octubre de 2016

“Lo mejor que puedo hacer es callarme” ha dicho Rajoy a los periodistas este mediodía en la recepción real con motivo del día de la fiesta nacional. Preguntado el presidente en funciones por su comentada conversación esta mañana con Susana Díaz esa ha sido su respuesta.

Es una actitud inteligente que dejó sentenciada Napoleón con aquella frase histórica de que “cuando el enemigo se está equivocando, conviene no distraerlo”.

Ajeno a esa premisa, el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, se ha dolido ante la prensa de que “en este momento se siente más comprendido fuera de su partido que dentro”, algo previsible si se tiene en cuenta que el PSOE está a punto de tomar una decisión en contra de la mitad de sus militantes.

Con esos comentarios en todos los corrillos ha finalizado una mañana lluviosa en Madrid en la que la estrella principal, la más buscada en todas las fotografías, ha sido la presidenta de Andalucía. Vestida de rojo riguroso, Susana Díaz ha conversado largamente con Mariano Rajoy mientras las cámaras inmortalizaban eso que ha dado en llamarse el nuevo “relato” del PSOE.


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