Editorial del 15 de abril de 2016

Qué entretenidos son los viernes últimamente desde el punto de vista informativo. Casi todo lo gordo ocurre el último día de la semana.

Por partes. Tenemos dos nuevos detenidos por orden del juez Santiago Pedraz. El primero es el presidente del sindicato Manos Limpias, Miguel Bernad y el segundo, el presidente de Ausbanc, Luis Pineda. A ambos se les acusa de organización criminal y extorsión, que, según las pesquisas de la policía funcionaría así: se monta una organización “sin ánimo de lucro” que en realidad solo persigue el lucro.

Se hace pasar por una organización que defiende a los consumidores y clientes de banca, y luego se va a la Banca y se le pide pasta para que las críticas no trasciendan. El que cede una vez al chantaje está perdido, así que estos individuos llevaban presuntamente varias décadas viviendo de amenazar con difamaciones.

Si los bancos, u otras empresas no pasaban por el aro, entraba en acción Manos limpias, que presentaría la demanda correspondiente. Los abogados de la Infanta Cristina han confesado hoy que también a ellos se les pidió una cifra desorbitada para dejar de acusar a su clienta. Recordemos que si Cristina de Borbón está en el banquillo es porque Manos limpias se personó en el proceso como acusación popular.

Lástima que la justicia no actuase mucho antes contra estos señores. Ahora nos evitaríamos falsas impresiones. Y luego, para que no falte de nada en este viernes, tenemos la dimisión del ministro Soria que ha dejado “sus funciones” en Industria, Comercio y Turismo.


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