Editorial del 1 de abril de 2016

Si ayer comprobamos que Montoro en particular y el gobierno en general se equivocaron o no dijeron la verdad -o ambas cosas- sobre el déficit del 2015, hoy el Banco de España ya avanza que tampoco cree que el déficit para el 2016 se vaya a cumplir, menos aún ahora que se sabe que el gobierno se equivocó el año pasado en 10 mil millones de euros.

A día de hoy dice el Banco de España que en lugar del 2,8 de déficit pactado con Bruselas, el 2016 puede acabar casi dos puntos más por encima. Si no se hacen recortes, acabaremos el año con un agujero importante en las cuentas públicas. Y si se hacen recortes obviamente, como reconoce el propio Banco de España, habrá impacto negativo en el crecimiento económico y la creación de empleo. Si a eso sumamos una cierta atonía en todos los países del euro, el panorama no es para descorchar cava.

Ya lo dijimos ayer al conocer el déficit del 2015 y los rotos que ha dejado al aire: el próximo gobierno lo tiene tan crudo que como haya nuevas elecciones, vamos a vivir la campaña electoral más mentirosa. Que ya es decir. La culpa no sería solo de los políticos, también de los ciudadanos que no quieren saber la verdad.


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