Editorial del 5 de febrero de 2016

El 18 de febrero hay cumbre europea, allí estará Rajoy, pero socialistas y ciudadanos consideran que la postura de España no puede decidirla el actual gobierno en funciones, sino que debe marcarla el nuevo Parlamento.

El gobierno en funciones puede atrincherarse en sus atribuciones, pero no podrá impedir un pleno en el Congreso, ya solicitado por PSOE y Ciudadanos. Basta la petición de dos grupos para que el pleno deba convocarse, así que el partido popular deberá escoger entre dejar que su líder comparezca y dé cuenta de la posición que desea mantener ante el Consejo Europeo, o bien, sustituir al presidente en funciones por el ministro de exteriores, García Margallo.

Si sube a la tribuna Rajoy, tendrá que encajar en primera persona lo que tengan que decirle todos los otros grupos parlamentarios. Es una ocasión para que puedan hacerle toda suerte de reproches. Pero si declina y cede la palabra a su ministro de exteriores, igualmente deberá hacer frente a la acusación de que sigue escondido. A falta de debate de investidura, ese podría ser el primer gran debate de la legislatura.


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