Editorial del 2 de octubre de 2015

A este paso, el código penal se le quedará estrecho a Rodrigo Rato. Entre los delitos que se le imputan y los que parecen estar en camino, el padre del “milagro español” parece estar inventariando toda la actividad delictiva posible en el ámbito económico.

El nuevo delito es el de “corrupción entre particulares”, cuanto menos es por lo que se ha detenido y ha declarado ante el juez su secretaria personal y otro supuesto testaferro. Ambos fueron detenidos, a continuación Rato fue llamado a declarar y salió de su visita al juez con nueva imputación que añadir a las que ya posee, las de delito fiscal y blanqueo de capitales. El hilo del que está ahora tirando la justicia surge de las declaraciones de otro empresario encarcelado, Alberto Portuondo, el que pillaron en Barajas intentando poner pies en polvorosa. Según éste, Rato recibió 40 mil euros mensuales durante 2 años, cifra que habría que añadir a los 6 millones y medio de euros que otra empresa de Rato habría recibido desde el extranjero, y cuyo origen se desconoce según la fiscalía.

A día de hoy pues, personas de su máxima confianza como su secretaria de toda la vida, su testaferro y su abogado, están en situación delicada. ¿Se está estrechando el cerco?


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net