Editorial del 27 de mayo de 2015

Cuando ayer Esperanza Aguirre ofreció un pacto en el ayuntamiento de Madrid a los socialistas para que no gobierne lo que llama “izquierda radical”, no lo hizo por su cuenta y riesgo sino atendiendo a un plan de la dirección del partido que pretende, y lo iremos viendo, ofrecer ese mismo acuerdo en otros municipios y autonomías para impedir que el área de influencia de Podemos toque poder. Hoy mismo lo ha suscrito el ministro del interior.

Que esa sea la intención del PP no implica, sin embargo, que a Aguirre no se le fuese la mano al calificar de “peligro para la democracia de Occidente” la posibilidad de que la exjueza Carmena sea la próxima alcaldesa de Madrid. Prueba de ello es que destacados compañeros de partido como Cifuentes e incluso el ministro Margallo hayan puntualizado después que “Podemos no es ningún peligro para la Democracia”.

Es probable que la estrategia sea otra, la visualización de que el PSOE no le hace ascos a Podemos. Los que piensan que eso desgasta a Pedro Sánchez ¿creen que los votantes socialistas prefieren una alianza con el PP que con Podemos? Como esa lectura no parece propia de personas con capacidad de análisis, puede que se trate solo de una forma de mantener prietas las filas en el PP. Y eso, sea dicho de paso, no les viene mal en días de desbandada.


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